El albaricoque tiene tantas variedades excelentes en distintos momentos del verano que puedes llegar a disfrutarlas todas.

El Albaricoque tiene múltiples nombres. En la frutería El Vergel Cántabro a veces se escucha nombrarlo como albérchigo, y excepcionalmente chabacanos. Algunas de las diferentes variedades de albaricoques también le dan su nombre: moniqui, paviot o galta roja. Todos son frutos del hermoso árbol albaricoquero, originario de Asia central, entre el mar negro y el noroeste de China.

El albaricoque es parecido al melocotón, pero bastante más pequeño, con una paleta de color que va del amarillo pálido al anaranjado. Sin embargo, algunas variedades presentan manchas rojas en las partes que más le da el sol. La carne poco jugosa, la textura fibrosa y con una consistencia harinosa al madurar, son algunas de sus características físicas.

La carne aromática y jugosa del albaricoque es de sabor dulce, con un pequeño punto de acidez que le permite ser una fruta muy versátil, apropiada para elaborar postres, macedonias y mermeladas, o como fruto natural exquisito y fácil de llevar.

Conocer algunas de sus propiedades saludables de este excelente fruto nos predispone a saborearlo mejor. El albaricoque es una destacada fuente en las tres vitaminas antioxidantes (A, C y E), a la vez que es recomendado para paliar las siguientes enfermedades: Alteraciones nerviosas como inapetencia, nerviosismo, insomnio y estados depresivos. También es positivo para tratar dificultades en la vista, como sequedad o pérdida de agudeza visual; problemas en la piel y en las mucosas, como la dermatitis, faringitis y sinusitis; e incluso impedir el envejecimiento prematuro.