El rabanito al comerlo fresco provoca un bocado crujiente y con un toque característico chispeante al picar

El rabanito es una raíz comestible posiblemente más conocida que consumida. Asia de donde es originaria, también es donde más se consume.  La frutería El Vergel Cántabro, pese a no faltar casi nunca de la estantería, lo presenta como un alimento sorprendente por sus cualidades saludables poco conocidas. Los rabanitos son aprovechables todo, incluso sus hojas cuando están frescas. Constatamos su aporte significativo en vitamina C, propiedad esencial antioxidante y depurativa de toxinas, permitiendo ser un potente alimento antienvejecimiento.

El rabanito favorece el buen funcionamiento de la glándula tiroides. Combate la fiebre. Previene la retención de líquidos. Cuida de nuestra flora intestinal. Estimula el drenaje del hígado y potencia la producción de bilis. Reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

Hay rabanitos de diferentes colores; blanco, morados, rosas, rojos e incluso negros que parecen que poseen las propiedades saludables mayores. Un alimento cuya estación propia es la primavera. El rabanito más común entre nosotros, rojo de piel y blanca carne, al comerse en fresco provoca un bocado crujiente al masticar y con un toque característico chispeante al picar. El picor se va perdiendo al conservase en frio. Así pues, el rabanito es ideal en crudo, admitiendo una ligera cocción y un breve salteado para mitigar su sabor intenso.