La remolacha fresca más que un adorno rico y sano, un alimento maravilloso para nuestro organismo.

La remolacha fresca es una hortaliza poco a poco más demandada. La remolacha con su color rojo, granate tan intenso producidos por dos pigmentos, que no solo es un adorno, rico y sano, sino sobre todo es un alimento maravilloso para nuestro organismo. El Vergel Cántabro ha ido viendo esta evolución en la “conciencia” respecto a este vegetal.

Se señala que la remolacha no sana nada, la remolacha apoya a la prevención, gracias a nutrientes como el ácido fólico, su riqueza en carbohidratos de acción lenta, vitamina C, potasio, hierro.

La remolacha es nativa del sur de Europa, se catalogan tres subespecies, pero es la roja, granate intensa, la que se comercializa para su consumo.

La remolacha fresca es un poderoso anticancerígeno natural gracias a sus altos contenidos de flavonoides. Estos poderosos antioxidantes, entre los que destacar la betanina, ayudan a prevenir ciertos tumores cancerígenos en las personas. El betacaroteno que contiene la remolacha fresca ayuda a prevenir las cataratas. Rica en antioxidantes que pueden mejorar la salud de la retina y de la macula. También ayuda a proteger los vasos sanguíneos y el corazón.

Algunas investigaciones, que necesitan confirmarse, han descubierto que las personas que consumen regularmente remolacha se protegen del envejecimiento prematuro, mejoran la presión arterial y ayuda a la prevención de enfermedades cardiovasculares.

Si bien nos estamos refiriendo a la remolacha roja, fresca y mayoritariamente a su raíz, cuando las hojas son también comestibles y hay regiones europeas que las consumen habitualmente.

La remolacha fresca en la cocina está asociada a platos en crudo, licuados.