La ciruela amarilla es el sol del frutero de nuestra cocina.
La ciruela amarilla es una ciruela llamativa, atractiva y apetecible en sí misma. La frutería El Vergel Cántabro reconoce que dentro de esta denominación se encierran algunas variedades.
La ciruela parece que son originarias entre el Cáucaso y Persia, aunque en América se han localizado arboles silvestres autóctonos. Las variedades que se comercializan se las clasifican en dos tipos genéricos: las europeas, que contienen menos agua y tienen más sólidos solubles (lo que las hacen más aptas para secarlas), y las japonesas, más jugosas y por tanto más apropiadas para el consumo en fresco. Las variedades amarillas que normalmente comercializa la frutería son del tipo japonés; la variedad llamada “Sungold” y la “Golden Japan”.
- La Sungold es de fruto grande y aromático, muy jugoso, con una carne de color amarillo naranja que al madurar da un color en la piel jaspeado rojizo. Esta ciruela suele comercializase entre febrero y abril.
- La ciruela Golden Japan es de fruto grueso amarillo claro pajizo, con una piel brillante, gruesa y resistente, y una carne muy jugosa y agradable. En España la recolección es a mediados de junio.
La ciruela, como fruto genérico, es rica en agua, fibra e hidratos de carbono. Sin embargo, apenas contiene grasas ni proteínas. Es destacado su aporte del mineral de potasio y, en menor cantidad, calcio, fósforo, magnesio y hierro. En cuanto a las vitaminas destaca la C, provitamina A y vitamina E.
Las ciruelas constituyen un laxante ideal para todas las personas y su consumo produce sensación de saciedad. Las sustancias que contienen estimulan la actividad de los músculos del colon y ayuda a controlar el colesterol. Son muy beneficiosas contra la retención de líquidos, a la vez que provocan una acción antioxidante y antiséptica.
La vitamina A y el beta-caroteno que posee la ciruela, son muy buenos para la salud de la piel, las membranas mucosas y para la vista.
La ciruela es una fruta jugosa, refrescante y con un sabor predominantemente dulce. En algunas variedades aportan un rico toque acido que las da carácter. No solo es una fruta para comer en crudo, ya que la riqueza que atesora en la repostería y sus derivados es casi ilimitada.