El kiwi es la fruta novedosa que necesitamos en la vida de nuestra cocina. 

El kiwi es una fruta relativamente nueva para las personas de mediana edad. No es una fruta tradicional en nuestra cultura, pero eso ha cambiado radicalmente, por suerte. En la frutería El Vergel Cántabro no escatimamos en la selección del mejor Kiwi que encontramos en las dos grandes temporadas que tiene. Verano, otoño y hasta la navidad el Kiwi del hemisferio sur, sobre todo el de Nueva Zelanda, y de enero hasta el verano, el kiwi del hemisferio norte sobre todo europeo, donde poco a poco el kiwi español va cogiendo cantidad y calidad, especialmente todos los del norte peninsular. Constatar que Italia lidera actualmente la producción de kiwi en el mundo, seguida de Nueva Zelanda, Chile, Grecia, Japón y Estados Unidos.

El kiwi tiene su origen en el noreste de China, sobre todo de los bosques del valle del río Yangtsé. Sin embargo, quienes domesticaron y mejoraron la fruta fueron los neozelandeses a partir de 1904.

Existen más de 400 variedades de kiwi. Estas variedades pertenecen fundamentalmente a dos especies según el tipo de fruto: el kiwi verde y el kiwi amarillo. Dentro de las variedades verdes sobresale el kiwi Hayward. A partir de 1928 fue la aparición de esta variedad de kiwi verde por excelencia, mayoritariamente cultivada hasta hoy. El científico y horticultor Hayward Wright fue quien logró esta variedad. Ya desde el principio llamaba la atención por el tamaño, su forma oval, su delicioso sabor agridulce, la textura cremosa y por su largo periodo de conservación.

La variedad amarilla, o gold, es muy apreciada y delicada, lo que la hace una disponibilidad más reducida, hasta ahora. Las mayores diferencias en relación a los kiwis verdes son su piel lisa, el color bronce, la pulpa dorada y el sabor singularmente más dulce, por ello más apetecible popularmente.

El fruto del kiwi goza de una fama excelente por sus beneficios saludables. Al asomarse con detenimiento a sus propiedades nutricionales y beneficiosas para la salud, te quedas boquiabierto y sientes que lo quieres para tu casa.

Comenzaremos por su conocida abundancia en Vitamina C. Una pieza de calidad extra, unos 70 gr, aporta incluso más de la que se necesita al día una persona. Posee en menor cantidad Vitamina E, pero refuerza el poder antioxidante de la vitamina C y los flavonoides.

En cuanto a minerales destaca por su contenido en cobre. Sin embargo, es escaso en vegetales con este mineral, a excepción de los frutos secos. El magnesio es abundante en el kiwi, contribuye al equilibrio nervioso y a la relajación muscular. También es esencial para los huesos y favorece la digestión de las grasas. El magnesio, junto con el potasio, ayuda a regular el ritmo cardiaco y a prevenir los coágulos. Es una de las frutas más ricas en potasio, que favorece la eliminación de líquidos y equilibra el efecto de la sal. Por ello, es aconsejable en dietas de adelgazamiento, el embarazo, la hipertensión y la insuficiencia cardiaca.

El kiwi es muy rico en sustancias antioxidantes como clorofilas, carotenos y otros compuestos de esta familia, como las xantofilas o la luteína. Contiene mucha fibra, fibra soluble que regula los niveles de colesterol, triglicéridos y azúcar en la sangre, y fibra insoluble que previene el estreñimiento y alimenta la flora beneficiosa, que junto a los flavonoides contribuye a controlar las bacterias patógenas. Ayuda a prevenir el cáncer de colon.

El kiwi es rico en luteína, un compuesto fotoquímico que reduce el riesgo de cáncer, enfermedades cardíacas y degeneración macular y cataratas, ambas causas importantes de ceguera.

Estas sustancias y otras muchas más que todavía no se conocen bien, llamadas compuestos fenólicos, se potencian entre sí y hacen que esta fruta sea una garantía de salud ante enfermedades, que ya hemos mencionado, todas relacionadas con el envejecimiento celular. La razón es su capacidad antioxidante, que previene el deterioro celular.

Un estudio de la Universidad de Oslo, en Noruega, revela que tomar de 2 a 3 kiwis diarios de forma regular fluidifica la sangre, reduce la agregación plaquetaria y mejora los niveles de colesterol en la sangre. Estos efectos se hicieron patentes incluso tomando una única pieza al día.

Una virtud sorprendente del kiwi es que sus semillas contienen ácidos grasos omega-3., el 3% del que se precisa al día. Los omega-3 están presente en pocos vegetales y se consideran las grasas más sanas para el corazón y el cerebro. Otra virtud desconocida del kiwi es que es un postre inmejorable tras una comida copiosa, porque contiene actinidina, que ayuda a digerir las proteínas, lo que evita la pesadez, la gastritis y la formación de gases.

Para comer mejor la fruta del kiwi conviene partirlo por la mitad y comer cada parte con una cuchara, en rodajas pierde más rápidamente las vitaminas.

Conviene saber que, en la cocina, cocinarlo durante dos horas a fuego moderado, tan solo reduce su gran aporte en vitamina C un 20%. Lo mejor si es que esto existe, la manera de beneficiarse de todos sus aportes es comerlo crudo, tal cual o en sopas frías. Alguna sugerencia excelente puede ser ensaladas, macedonias, yogures, mueslis, pasteles, helados, crepes o batidos.