La manzana ecológica se recoge en su punto justo de maduración al sol, es decir, no madura de forma artificial en cámaras, por lo que su aroma y propiedades están en su máximo nivel.
Además, su aspecto no es brillante porque no está encerada, como las manzanas tradicionales.
Es una manzana natural, completamente libre de pesticidas. Por esta razón podemos comerla tranquilamente con piel y, además, aprovecharnos de todos sus beneficios sin ingerir productos de síntesis química.